Una vez visité Orlando, Florida. Y tuve la suerte de tener que vivir algunos días lejos del turismo, en el pueblo en sí... donde las casitas con porche y el aro de basquet pendiendo sobre la puerta del garage, hacían recordar a las películas. Donde la gente se levantaba temprano y camino al trabajo se compraba un coffee-to-go en el Starbucks.
Y estuve a punto de quedarme allí para siempre... volví para organizar mis cosas, pero en la autopista camino a Miami con lágrimas en los ojos juré que volvería para quedarme.
Las cosas no se pudieron organizar, los States pusieron una visa muy jodida de obtener para un argento, y nunca más volví... Y cada tanto, escucho la música que escuchaba allá, y de golpe se me da vuelta todo y me atrapa una angustia, una nostalgia que me hace doler el estómago.
Ya pasaron muchos años, mi vida cambió por completo... sé que no voy a volver, pero escucho esa música y otra vez el dolor de estómago me recuerda la ciudad que dejé atrás un día...
Hace 6 meses.
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