jueves, 11 de enero de 2007

Las ropas nuevas del emperador

De todos los cuentos de mi niñez, este ha sido siempre el que más presente tuve.
Seguramente debe ser, porque es la actitud que se puede encontrar más comunmente entre la gente que nos rodea, y cada tanto me encuentro diciéndome a mí misma "ahí está, otro claro ejemplo de las ropas nuevas del emperador".
Para aquellos que no recuerden el cuento, trataré de hacer un breve resumen: un emperador muy vanidoso que gastaba su fortuna en trajes, un día se cruza con un sastre avivado que le promete un traje con la mejor de las telas, que tiene una particularidad, sólo los más inteligentes pueden verla. El emperador le paga enormes cantidades de dinero al sastre (que bien podría haber sido argentino, no?), el sastre hace como que cose, y le termina entregando un traje supuestamente maravilloso que no era ni más ni menos que... aire.
El emperador para no pasar por ignorante, se pone el supuesto traje y sale a desfilar por las calles, donde todo el pueblo (para no pasar por ignorantes), elogiaba el maravilloso traje nuevo del emperador, aunque en realidad nadie veía más que los calzones. Sólo un niño se atrevió a gritar que el emperador iba en calzones, pero su padre lo hizo callar, argumentando que en la inocencia de su niñez, no podía ver el traje.

Palabras más, palabras menos, con algún aditivo y/o alguna omisión involuntaria, esa es la historia que Andersen nos contó.
Y no pierde vigencia el cuento, porque lo veo día a día a nuestro alrededor, la gente que en pos de "parecer" inteligente, repite algo que no cree... la gente que hace cosas "en manada" porque eso es lo que hacen los piolas, los vivos, pero en realidad no les gusta... la gente que vé cine de culto y lo comenta con fruición porque eso lo hace ver inteligente, pero en realidad nunca entendieron el argumento.
Un ejemplo muy argentino al respecto, es el de los "ricoteros"... me animo a decir que por lo menos el 60% de los autoproclamados ricoteros, no entendieron nunca las letras de las canciones. Me he enfrascado en discusiones viscerales con varios de ellos, y en vano intenté que me expliquen alguna de sus letras.
Obviamente que hay un grupo muy numeroso de seguidores, que los entienden y los siguen, y se fanatizan, y los respeto... Pero en mi humilde opinión, hay una gran mayoría que no hace más que admirar las ropas nuevas del emperador.

4 comentarios:

Sebastian dijo...

Completamente de acuerdo. Es una "filosofía" de vida que los deja tranquilos por "ser parte", pertenecer. No quedar fuera es fundamental hoy en día. No quedar fuera de lo que una mayoría diga o aquellos que admiran digan.
Hay muy poca identidad basada en gustos o pensamientos propios. Lo triste es que es obvio que la mayoría los tienen pero los tapan por esa otra necesidad imperiosa que tienen de ser aceptados. Y son aceptados no aceptándose a sí mismos. Triste, pero parte fumdamental de lo vacío que es todo hoy en día. Por ejemplo, las relaciones. Si no asumís lo que sos no podés compartir nada.

Besos.

Marlena dijo...

Yo tuve la suerte de encontrar uno igual de "loquito" que yo, y en ese sentido somos iguales. Sólo hacemos lo que realmente sentimos, y nada de caretear.
A veces sentimos que nos pasamos de agretas, pero no nos esforzamos por encajar donde sentimos que no pertenecemos, no andamos con vueltas.
Es como dice esa frase, "haz lo que quieras, igual hablarán mal de tí" jeje
Besos

Sebastian dijo...

Uy que suerte! Yo no logro encontrar a esa loquita!!
No tenes amigas asi??
;-))
Besos!

-RoDrIgO- dijo...

Me chocan la gente que dicen las cosas, solo para verse inteligente o por sentirme cool, o simplemente por repetir algo de otro lado.
Pero el sarcasmo ha sido la forma en la que he podido expresar mi frustacion con ese tipo de personas, ya que a traves de un para de palabras, enfatizan las estupides de las personas.